Tomás Saraceno. Museo Aero Solar. 2007. Cortesía Museo Aero Solar y Aerocene Foundation

En 2020, desde el salar Salinas Grandes, en la provincia argentina de Jujuy, el artista Tomás Saraceno protagonizó el primer vuelo tripulado y gratuito del mundo impulsado por energía solar, con el que batió treinta y dos récords mundiales. Además, el vuelo puso de relieve las luchas medioambientales de la región; miembros de más de treinta comunidades indígenas locales asistieron al evento. Finalmente, Saraceno decidió bautizar el proyecto Fly with Aerocene Pacha [Vuela con Aerocene Pacha], en referencia a la Pachamama, Madre Tierra para las comunidades indígenas de los Andes. La piloto Leticia Noemi Marqués pilotó el enorme globo aerostático negro por encima de la blanca superficie de las Salinas durante dieciséis minutos, con un gran cartel en el que se leía: “El agua y la vida valen más que el litio”, en referencia a los daños medioambientales y sociales que provoca la extracción de litio en la región. Hemos conversado con Saraceno sobre su innovador proyecto.

Traducido del inglés por Carmen M. Cáceres.

This article is also available in English.

Pacha, de la serie de películas Fly with Aerocene Pacha [Vuela con Aerocene Pacha]. 2020

Pacha, de la serie de películas Fly with Aerocene Pacha [Vuela con Aerocene Pacha]. 2020

Inés Katzenstein: Este año decidiste regresar a Jujuy, en esta oportunidad para involucrarte de forma aún más directa con las comunidades. Tu proyecto recoge sus experiencias y luchas en una película, en la que además participamos un pequeño grupo de ecologistas, escritores, abogados y yo misma. ¿Nos puedes contar cómo decidiste darle una orientación activista al proyecto Pacha?

Tomás Saraceno: Desde hace años estamos vinculados a las comunidades indígenas de la cuenca de Salinas Grandes y Laguna de Guayatatoc. Siempre ha sido más una cuestión de escucharlos, de entender sus urgencias y las propuestas que plantean. El año pasado, cuando el gobierno de Jujuy intensificó sus planes de extracción y exportación de litio, sentí que esa urgencia iba en aumento. Por esa misma época, me invitaron a hacer una exposición en la Serpentine Gallery de Londres, y empecé a pensar que quería volver a las Salinas.

Pacha, la interminable película que comenzamos en 2017, sigue siendo una obra en curso, lo cual me parece hermoso. En cada proyección surge una nueva versión a partir del intercambio de historias, pensamientos, argumentos, ideas y esperanzas con el público. Hasta ahora, sólo hemos proyectado Pacha en un par de ocasiones: jamás se debatió como obra en un entorno institucional, porque sentía el compromiso personal de compartirla primero con las comunidades de Salinas. Por culpa de la pandemia, no pudimos verla todos juntos, así que una de las razones por las que quería regresar esta vez era para organizar un encuentro que fuera al mismo tiempo una proyección y una nueva pieza de la película, que sigue en constante desarrollo. Fue realmente conmovedor verla por fin junto a estas personas, muchas de las cuales comparten sus historias y testimonios en la película. Jamás experimenté una reacción tan emocionante como después de esa proyección. Nos abrazamos, lloramos y aplaudimos juntos durante diez minutos.

Lo que hace que la experiencia haya sido tan emocionante y desafiante es que supone un nuevo impulso para el proceso de creación cinematográfico, ya que concibe a la película no como un fin en sí mismo, sino como algo en constante evolución y cambio, que se adapta a la forma de las comunidades representadas en ella... Su opinión era fundamental, porque una cosa es dar mayor visibilidad a una comunidad y a sus luchas, y otra muy distinta implicar efectivamente a la comunidad en el proceso de la película. De lo contrario, íbamos a continuar con la lógica extractivista-colonialista de las imágenes, del conocimiento. Debido al aumento de la presión del gobierno nacional y del provincial por la explotación de litio, esta vez Aerocene regresó con más gente y otros colectivos ambientalistas que están respaldando a las comunidades y compartiendo estrategias legales, académicas y artísticas.

Aerocene escultura, 2023

Aerocene escultura, 2023

¿Puedes contarnos un poco más sobre el impacto que está ejerciendo la extracción de litio en la región?

En la actualidad, casi todas las salinas de Argentina se encuentran bajo lo que se conoce como pedimento: un proceso a través del cual las empresas privadas —por lo general multinacionales de Estados Unidos o Australia que afirman haber “descubierto” el yacimiento de litio— obtienen permiso de las autoridades mineras provinciales para extraer y comercializar el mineral. Existen unos sesenta proyectos de este tipo en las provincias de Salta, Catamarca y Jujuy.

Uno de los principales problemas de la extracción de litio es que también implica la extracción de agua. Más del 90% del agua dulce en la zona de Salinas Grandes se encuentra en reservas subterráneas de “agua fósil”. En una zona tan afectada por la sequía, ese tipo de agua es muy valiosa. Sin embargo, el proceso de evaporación que se usa en la extracción de litio requiere enormes cantidades de agua: para extraer una tonelada de litio se necesitan dos millones de litros de agua. El agua se ha convertido en un commodity, es una triste verdad; y tal vez ya va siendo hora de que las compañías paguen tanto por el litio que extraen, como por el agua que utilizan. Las comunidades locales han luchado sin descanso para impedir que avancen los proyectos de exploración y extracción, con argumentos que defienden tanto el frágil ecosistema de la cuenca, como el respeto a sus prácticas ancestrales de recolección de sal y el principio de reciprocidad en el éste que se basa. Hasta ahora, las comunidades han tenido éxito, e incluso han conseguido llevar el caso ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos y las Naciones Unidas.

¿Cómo definirías esta película?

Nosotros nos referimos a ella como una película sin final: una película que no necesita director ni actores, casi una performance. ¿Cómo afectaría psicológicamente a las personas una película en la que no existe una cámara, sobre todo considerando esta adicción a las pantallas que tenemos algunos? ¿Se puede hacer una película sin saber qué rodar? Es un proceso constante de evolución.

El primer capítulo empezó en 2017, cuando fuimos por primera vez a Salinas Grandes; siguió en 2020 cuando regresamos como parte de CONNECT, BTS, un evento internacional organizado por la banda pop coreana BTS y comisariado por DaeHyung Lee; y continúa ahora en 2023. Sin querer, me volví muy popular entre los fans de BTS. Cuando viajamos para hacer el proyecto Fly with Aerocene Pacha, no podía creer la mezcla de fans de BTS —cantando y bailando en coreano en medio del salar— con cantantes de copla locales, todos comiendo locro y empanadas y participando en rituales de agradecimiento a la Pachamama, y Leticia Marqués despegando como si se tratara de una ceremonia aparte… ¡Era surrealista! Aunque en realidad es bastante simple: tanto para despegar como aterrizar hace falta un suelo, y es imposible si el suelo está tomado por corporaciones. No podemos despegar ni aterrizar en una piscina llena de agua.

¿Cómo ha ido evolucionando tu experimentación con los vuelos desde aquel primer vuelo?

En Salinas Grandes, Leticia estaba en condiciones de volar sola. Esperamos que en el próximo prototipo, que estamos probando en este momento, puedan volar entre dos y tres personas. Más pasajeros implican una escultura más grande. Acabamos de probarlo con la piloto Lea Zeberli y otros miembros de la comunidad Aerocene en Maintenon (Francia), donde volamos con los mensajes “Vuela libre de combustibles fósiles”, “¡Alto a las guerras! ¡La paz ya!” y “El agua y la vida valen más que el litio”, escritos junto a las comunidades de Salinas Grandes y Laguna de Guayatayoc. La primera escultura tenía un volumen de 2.000 metros cúbicos; la próxima tendrá cerca de 7.000 metros cúbicos, lo que significa que más personas van a poder hacer vuelos completamente libres de carbono y combustibles fósiles. Esto tiene una enorme importancia para el futuro del aire. Juntos seguimos alejándonos de las restricciones actuales y de los regímenes de combustibles fósiles, probando materiales más ligeros, asequibles y sostenibles, porque en un mundo sumido en la emergencia climática, el sueño de volar se ha convertido en una pesadilla. En cualquier momento dado, hay 1.3 millones de personas en el aire a la vez, liberando más de 1.000 millones de toneladas de CO2. Los aviones se han convertido en ciudades voladoras petrocapitalistas que contaminan el aire que todos deberíamos compartir.

La irrupción de la pandemia de COVID-19 propició un momento de quietud —que nosotros llamamos “quietud en movimiento”— a escala planetaria. El repentino descenso de la actividad industrial generó la disminución del ruido sísmico antropogénico mundial más prolongada de la que se tiene registro, ¡con una reducción de hasta el 50%! Fue una gran oportunidad para sintonizar los ritmos de los cuerpos planetarios y terrestres, para que detectáramos las sutiles señales de fuentes sísmicas subterráneas que permanecen ocultas en épocas más ruidosas. Casi se podía sentir la Tierra volando a más 100.000 kilómetros por hora, zumbando alrededor del Sol, ¡y realmente me refiero a sentir, no a oír! Y ahora, aunque parece que esta pandemia está lejos de haber terminado, estamos uniéndonos de nuevo y regresando a lo que muchos ya creían clausurado: como diría la investigadora y activista Maristella Svampa, estamos regresando a un portal de esperanza.

¿De qué depende esa esperanza?

Gran parte de la esencia de mi actividad se basa en la idea de “hacer cosas juntos”: ethos-humanos, no humanos y más-que-humanos unidos para crear al margen de las estructuras jerárquicas y formales del capital, conscientes de que no existe un Plan(eta) B. A pesar de lo que nos quieren hacer creer los empresarios del sector tecnológico, los esfuerzos se deberían orientar a buscar modos alternativos de vivir y volar en el planeta que tenemos, en lugar de dejarlo atrás para encontrar otros planetas a los que destruir.

En este nuevo proyecto cuestionas la versión popular que postula al litio como el elemento clave para lograr una transformación radical y no contaminante de los sistemas de transporte, y para eso señalas las consecuencias sociales y ecológicas de su extracción. ¿Cómo ha modificado tu manera de pensar el futuro de la movilidad humana el hecho de conocer las injusticias derivadas de la “transición verde”?

Las tecnologías y los nuevos regímenes energéticos no se pueden separar de las dinámicas sociales de las que forman parte. Por eso Maristella Svampa ha utilizado el término “transición ecosocial”. Hoy por hoy, los países del Sur están pagado la transición energética de los del Norte, sobre todo las comunidades indígenas y rurales. Se está reproduciendo la misma política neocolonial, extractivista y de desplazamiento que venimos viendo durante los últimos quinientos años. En una época distinta, Félix Guattari escribió sobre esto en Las tres ecologías, en donde afirmaba que no podemos separar la ecología mental de la social y de la medioambiental. Es hora de fusionar estas ideas —desde la filosofía, el derecho, la sociología y la economía— para generar diálogos y soluciones colectivas y abiertas, en las que podamos participar todos, para hacer frente a la emergencia climática.

Tal vez deberíamos empezar a pensar los ecosistemas que habitamos como obras de arte: experimentos radicales de cocreación y coexistencia.

Miembros de las comunidades indígenas de Salinas Grandes y Laguna de Guayatayoc se manifiestan contra la actual extracción de litio, 2023

Miembros de las comunidades indígenas de Salinas Grandes y Laguna de Guayatayoc se manifiestan contra la actual extracción de litio, 2023