“Hay diseño en todo”, escribió Clara Porset, la innovadora diseñadora cubano-mexicana. En su opinión, la artesanía y la industria podían inspirarse entre sí, abriendo un camino alternativo para el diseño moderno. No todos sus colegas estaban de acuerdo con la opinión de Porset. Esta exposición presenta las visiones a veces contradictorias de la modernidad, en las distintas propuestas de diseñadores de interiores de Argentina, Brasil, Chile, Colombia, México y Venezuela, entre 1940 y 1980. Para algunos, el diseño suponía una evolución de las tradiciones artesanales locales e indígenas, lo que desembocó en un enfoque que combinaba técnicas artesanales ancestrales con procesos mecanizados. Para otros, el diseño respondía a las necesidades del mercado y a los gustos locales, y empleaba las tecnologías y procedimientos industriales disponibles. En esta exposición, ciertos objetos como muebles, electrodomésticos, carteles, textiles y cerámicas, y una selección de fotografías y pinturas, explorarán esas tensiones.
El hogar se convirtió en un espacio de experimentación de la vida moderna durante un período marcado por cambios políticos, económicos y sociales muy drásticos, que tuvieron enormes repercusiones en la cultura visual latinoamericana. Durante casi medio siglo, el diseño de interiores materializó distintas ideas de identidad nacional, modelos de producción y estilos de vida modernos. El hogar además brindó la oportunidad de que se entablara un diálogo entre el arte, la arquitectura y el diseño. Algunos de los elementos más destacados de la exposición son la silla Butaque de Clara Porset, la silla Bowl de Lina Bo Bardi, la silla B.K.F. de Antonio Bonet, Juan Kurchan y Jorge Ferrari Hardoy, y el mueble Malitte Lounge de Roberto Matta.
Organizada por Ana Elena Mallet, curadora invitada, y Amanda Forment, asistente curatorial del Departamento de Arquitectura y Diseño.