Telar horizontal, Comunidad de Ch´uñu Ch´uñuni, Provincia de Tapacarí, Departamento de Cochabamba, 2013. Fotografía: Elvira Espejo Ayca

La artista boliviana Elvira Espejo Ayca no solo es tejedora, sino también una lúcida pensadora sobre textiles andinos modernos. En publicaciones recientes, ha descrito los textiles como "seres vivos" y el tejido como una forma de arte "tridimensional" que requiere que los creadores contemplen y manipulen múltiples capas de hilo simultáneamente. Horacio Ramos, historiador del arte peruano y beneficiario de la Beca de la Colección Latinoamericana del Instituto Cisneros en 2022, habló recientemente con Espejo Ayca sobre la importancia de considerar los textiles desde la perspectiva de las tejedoras, en lugar de exclusivamente verlos como superficies planas, una perspectiva que a menudo es pasada por alto por los académicos y curadores de arte en la actualidad.
— Horacio Ramos, Becario de la Colección Latinoamericana del Instituto Cisneros

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Horacio Ramos: Elvira, además de artista textil y poeta, eres autora de investigaciones académicas. En tu libro más reciente, El textil tridimensional, comparas pensar al textil como una superficie plana con “separar el cuerpo de la mente”1. ¿Por qué consideras al textil un objeto tridimensional e, incluso, un ser vivo?

Elvira Espejo Ayca: Los estudios sobre textiles andinos de los años setenta y ochenta se enfocaron en la belleza superficial o en la iconografía, en lo que se percibe con la retina del ojo2. Esa perspectiva se basa solo en lo bidimensional, como si el textil fuera una hoja de papel. Pero cuando hablas con las tejedoras, ahí notas que el textil es tridimensional. Es una estructura compleja que tiene una parte superficial, donde tú vas a desplegar el color y la técnica. Pero tú tienes que decidir también qué colores vas a llevar a la parte inferior, y luego, qué vas a esconder en el medio. Entonces, desde el hacer mismo, el textil ya no es una cosa limitada a la estética o belleza. Esa es la perspectiva del pensamiento tridimensional: no pensar el textil como resultado de una sola acción, sino como producto de varias acciones coordinadas entre sí. Es muy interesante: es como tener tres trabajos a la vez. Eso también tiene que ver con la sensibilidad de una mujer tejedora, que puede hacer tres o cuatro cosas a la vez.

Elvira Espejo Ayca, 2019

Elvira Espejo Ayca, 2019

Telar horizontal, Comunidad de Ch´uñu Ch´uñuni, Provincia de Tapacarí, Departamento de Cochabamba, 2013

Telar horizontal, Comunidad de Ch´uñu Ch´uñuni, Provincia de Tapacarí, Departamento de Cochabamba, 2013

Cuéntame un poco más sobre esta sensibilidad, esta capacidad de coordinación corporal.

Lo que pasa es que la educación y las universidades te ponen en una especialidad. Por ejemplo, cuando uno habla como historiador, se basa solo en los documentos históricos porque esa es su fuente de base. Y desde ahí, ignora la acción cultural oral. Si un investigador genera una conectividad entre la antropología, la historia, la lingüística, entonces los datos son diferentes. El etnohistoriador Vincent Jan Nicolas ha hecho eso, por ejemplo, al utilizar archivos documentales junto con la narrativa oral de una comunidad: sus fiestas y religiosidad3. Los investigadores hemos ignorado ese tipo de fuentes, no hemos sido suficientemente amplios para captar la diversidad del pensamiento. En este caso, la multidisciplinariedad permite ver la historia desde varios puntos de vista. Lo mismo hace la tejedora con el textil.

La historia del arte es muy “de la retina”, como dices.

Es muy de la retina, sí. El problema es que cuando no comenzamos desde la praxis, se generan errores. Porque muchos estudiosos están hablando desde el escritorio y con una visión enfocada en el ojo. Yo te observo en la pantalla, cómo te mueves, tus gestos y tus actos, y yo describo eso; pero no me doy cuenta en qué espacio estás, cuál es tu alimentación y cuál es tu sensibilidad. Es ahí donde está el error. Por eso también digo que el textil es como una persona: no podemos pensar en su estructura sin pensar [metafóricamente] en sus músculos o la alimentación que le sostiene. Por esta razón digo que el textil no es un objeto sino un sujeto, que se construye y crece poco a poco. La historia del textil se ha enfocado en la belleza superficial, pero no da cuenta de qué campos de fuerza entran en juego cuando se teje, generando múltiples conectividades. Es muy importante para las propias comunidades, que son hablantes de lenguas originarias, conversar en su idioma: eso genera un debate diferente.

Cuando dices “campos de fuerza”, ¿te refieres a las diferentes personas (la pastora, la persona que tiñe la lana, la tejedora) que forman parte de la cadena de producción textil?

Está en juego la persona, la herramienta, la vida diaria. Esa dimensión colectiva no existe en el antropocentrismo eurocéntrico. El investigador tradicional no realiza la acción, la praxis; si lo hubiera hecho, sus teorías serían diferentes.

Elvira Espejo Ayca. Awayu [chal de mujer]. 2017

Elvira Espejo Ayca. Awayu [chal de mujer]. 2017

Elvira Espejo Ayca. Awayu [chal de mujer]. 2012

Elvira Espejo Ayca. Awayu [chal de mujer]. 2012

Es la idea de que el artista produce un diseño en la mente y lo aplica sobre una urdimbre o un lienzo. Pero eso deja de lado toda la cadena operatoria.

La perspectiva eurocéntrica sostiene que la razón lo resuelve todo. Pero los que venimos de la praxis resolvemos problemas [artísticos] no solamente con la cabeza sino con las manos, con los ojos. Si las manos y los ojos no tienen en claro el diseño, ¿tú crees que la razón lo puede ejecutar? Por eso existen palabras como “maquiraicu” o “gracias a mis manos” en quechua. Tener en cuenta estos matices lingüísticos genera otra posición epistemológica. Una postura filosófica latinoamericana.

¿Cómo forjar una posición propia desde Latinoamérica?

India provee un ejemplo interesante. Su filosofía y su epistemología son muy fuertes, y hay mucha producción en sus lenguas originarias. La oralitura es respetada, y las maestras y maestros de la praxis son muy reconocidos. Eso no sucede en América Latina porque las universidades son eurocéntricas y verticales; si yo soy una tejedora del campo, nunca me va a reconocer una licenciatura, una maestría ni nada. Yo tuve la oportunidad de estar en India por un tiempo, y algo que me sorprendió fue Mahatma Gandhi. Él promovió el uso del khadi, una tela hecha de fibras naturales. Y su pueblo le hizo frente a la industria textil inglesa. India tiene hoy un Ministerio de Textiles—¡imagínate!—que incentiva el uso de materias orgánicas, lo cual es apreciado por personas en todo el mundo. En Latinoamérica, en cambio, las telas artificiales dominan porque, en nuestros territorios, la cultura y la educación fueron secuestradas. Hay también otros territorios que están tratando de romper con el modelo eurocéntrico. Por esa vía tenemos que ir: construir puentes desde las propias comunidades. La sensibilidad del pensamiento sería distinta si hacemos eso.

  1. Denise Y. Arnold and Elvira Espejo Ayca, El textil tridimensional: La naturaleza del tejido como objeto y como sujeto (La Paz: Fundación Xavier Albó, Instuto de Lengua y Cultura Aymara, 2013), 54.

  2. See, inter alia, Teresa Gisbert, El arte textil en Bolivia (La Paz: Universidad Mayor de San Andrés, Instituto de Estudios Bolivianos, 1982). [nota del editor]

  3. Vincent Nicolas, Los ayllus de Tinguipaya. Ensayos de historia a varias voces (La Paz: Plural editores, 2015). [nota del editor]