“The first duty of the creator: restlessness.”
Gerd Leufert
“The first duty of the creator: restlessness,” Gerd Leufert wrote in 1985, looking back on his 30-year career as an artist, designer, museum worker, and professor of art in Venezuela. Bridging the worlds of commerce and culture in Caracas, Leufert’s impact on art and design owed to his interdisciplinary approach: the influence of cutting-edge developments in abstract art appeared in his graphic design, while the efficiency and bold contrast of mid-century design characterized his paintings.
An immigrant born in German-controlled Lithuania at the cusp of the first World War, Leufert studied arts and design in Hannover, Mainz, and, finally, in Munich with the German typographer Fritz H. Ehmcke. In 1951, Leufert emigrated to Venezuela, where he first applied his training to advertising. He was in good company: US-based ad agencies had become havens for artists, who found employment in satellite offices recently opened in Caracas to service corporate development buoyed by Venezuela’s oil boom. The energy business would prove a source of important patronage for Leufert, who managed the design identity of the cultural magazine El Farol, a publication of the Creole Petroleum Corporation, as its creative director in the late 1950s.
Leufert cultivated his artistic career alongside that of his life partner, the Hamburg-born artist Gertrud Goldschmid, better known as Gego. Leufert and Gego met within a year of his arrival in Caracas, before retreating to the small town of Tarma, where they collaborated between 1953 and 1956. In the 1960s, he supported her public sculpture practice: “Whenever they asked me to do something outside,” Gego recalled, “the work was born as a joint effort…. It is very productive because Gerd was the designer and I was the architect so our ideas converged well.” Leufert also designed the promotional materials for many of Gego’s exhibitions.
During his years in Tarma, Leufert began experimenting with abstract paintings, creating compositions like No. 234 (1954) and Untitled (1955) that recall the shattered perspective and overlapping planes of Cubism. In later paintings, Leufert abandoned any reference to recognizable forms, approaching a pure abstraction through a designer’s economical means. The monochrome painting AM-13 (1961) references Kazimir Malevich’s *Suprematist Composition: White on White from 1918, as well as the transcendent, light-washed abstract landscapes of the eccentric Venezuelan painter Armando Reverón. Rather than building up layers of paint, Leufert scraped away at the center of the wood panel, a process that echoes the whittled forms of his logos and brand identities. Nenias, an artist’s book from the late 1960s featuring 20 abstract forms that resemble rounded Rorschach tests, shows the direction of Leufert’s art and design. In 1984, he scaled up these brandless logos to a monumental size and applied them directly to the walls of the Museum of Fine Arts in Caracas.
Leufert’s impact on design in Venezuela was also due to his involvement with key institutions—such as the Museum of Fine Arts—that supported the advancement of the discipline. Between 1961 and 1973, Leufert designed exhibitions and publications at the museum, later working there as a curator of drawing and graphic design. Beginning in the late 1950s, he taught design in Caracas: first at the school of architecture and urbanism at the Universidad Central de Venezuela, and later at the country’s premier art school, the Escuela de Artes Plásticas Cristóbal Rojas. In 1964, he cofounded Venezuela’s first school dedicated to design, the Instituto de Diseño de la Fundación Neumann. “Professional consciousness of graphic design in Venezuela truly occurred with [Gerd] Leufert,” asserted Carlos Cruz-Diez, an originator of Venezuelan abstract and kinetic art. “What existed before was merely drawing.”
Elise Chagas, Mellon-Marron Research Consortium Fellow, Department of Drawings and Prints, 2022
“El primer deber del creador: intranquilidad.”
Gerd Leufert
“El primer deber del creador: intranquilidad”, escribió Gerd Leufert en 1985, al repasar su trayectoria de treinta años como artista, diseñador, funcionario de museos y profesor de arte en Venezuela. Puente entre el mundo comercial y cultural de Caracas, el gran impacto de Leufert en el arte y el diseño fue el resultado de su enfoque interdisciplinario: en sus piezas de diseño gráfico se podía ver la influencia de los últimos movimientos de arte abstracto, mientras que la eficacia y el atrevido contraste del diseño de mediados de siglo caracterizaban sus pinturas.
Inmigrante nacido en Lituania, cuando esta se encontraba bajo control alemán en la antesala de la Primera Guerra Mundial, Leufert estudió arte y diseño en Hannover (Maguncia) y, finalmente en Múnich, con el tipógrafo alemán Fritz H. Ehmcke. En 1951, Leufert emigró a Venezuela, donde comenzó a aplicar su formación en el ámbito de la publicidad. No estaba solo: las agencias de publicidad de Estados Unidos se habían convertido en refugios para los artistas que encontraban empleo en las oficinas satélite abiertas recientemente en Caracas para satisfacer el desarrollo empresarial impulsado por el auge del petróleo en Venezuela. La industria energética acabó siendo una importante fuente de mecenazgo para Leufert, quien a finales de la década de 1950 se encargó de la identidad visual de la revista cultural El Farol, una publicación de la Creole Petroleum Corporation, en calidad de director creativo.
Leufert desarrolló su carrera artística junto a la de su compañera de vida, la artista nacida en Hamburgo Gertrud Goldschmid, más conocida como Gego. Leufert y Gego se conocieron al año en que él llegó a Caracas, y luego se retiraron a la pequeña ciudad de Tarma, donde colaboraron entre 1953 y 1956. En los años sesenta, él respaldó la labor de Gego como escultora pública: “Siempre que me pedían algo al aire libre —recordaba Gego— la obra surgía como un esfuerzo conjunto… Fue muy productivo porque Gerd era el diseñador y yo la arquitecta, de modo que nuestras ideas se complementaban muy bien”. Leufert también diseñó el material de difusión de varias exposiciones de Gego.
Durante sus años en Tarma, Leufert empezó a experimentar con la pintura abstracta y realizó composiciones como No. 234 (1954) y Untitled (1955), que recuerdan la perspectiva fragmentaria y los planos superpuestos del cubismo. En cuadros posteriores, Leufert abandonó toda referencia a formas reconocibles, y se acercó a la pura abstracción utilizando los medios económicos propios de un diseñador. El cuadro monocromo AM-13 (1961) hace referencia a la Composición suprematista: Blanco sobre blanco de Kazimir Malevich (1918), así como a los trascendentales paisajes abstractos bañados de luz del excéntrico pintor venezolano Armando Reverón. En lugar de acumular capas de pintura, Leufert raspaba el centro del panel de madera, proceso que remite a las formas talladas de los logotipos e identidades de marca. En Nenias, un libro de artista de finales de la década de 1960 con veinte formas abstractas similares a los tests de Rorschach redondeados, se puede ver la orientación del arte y el diseño de Leufert. En 1984 amplió estos logotipos sin marca a tamaño monumental y los plasmó directamente en las paredes del Museo de Bellas Artes de Caracas.
El gran impacto de Leufert en el diseño venezolano también responde a su compromiso con instituciones clave —como el Museo de Bellas Artes— que promovieron el avance de la disciplina. Entre 1961 y 1973, Leufert diseñó exposiciones y publicaciones en el museo, donde más tarde trabajó como comisario de dibujo y diseño gráfico. Desde finales de la década de 1950, fue profesor de diseño en Caracas: primero en la Escuela de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Central de Venezuela, y más tarde en la principal escuela de arte del país, la Escuela de Artes Plásticas Cristóbal Rojas. En 1964, cofundó la primera escuela venezolana dedicada al diseño gráfico, el Instituto de Diseño de la Fundación Neumann. “La conciencia profesional del diseño gráfico entra verdaderamente con [Gerd] Leufert –afirmó Carlos Cruz-Diez, uno de los creadores del arte abstracto y cinético venezolano– Antes lo que existía era el dibujante”.
Elise Y. Chagas, becaria del Consorcio de Investigación Mellon-Marron, Departamento de Dibujos y Grabados, y del Instituto de Investigación Patricia Phelps de Cisneros para el Estudio del Arte de América Latina, 2022.
Traducción Carmen M. Cáceres.