Eschewing public life and art-market dynamics, Colombian artist José Antonio Suárez Londoño has been working with the utmost concentration for the past four decades, developing a vast repertoire of small-scale drawings, etchings, and prints. Despite his isolation, his meticulous, delicate, figurative drawing practice anticipated the work of a generation of Colombian artists, including Johanna Calle, Mateo López, and Nicolás Paris.
Suárez was born in Medellín in 1955. In 1977, he graduated from the Universidad de Antioquia with a degree in biology. It was at this time that he began his disciplined and meditative artistic practice, mostly concentrating on printmaking, producing illustrations of miscellaneous subjects, such as portraits and botanic motifs combined with calligraphic text. Shortly thereafter, he enrolled at the École Supérieure d’Art Visuel, in Geneva, Switzerland, from which he graduated in 1984 with a degree in fine arts. Although he had already produced a consistent body of work, he found his signature process in the mid-1990s during a sojourn in Daytona, Florida, where he bought a small notebook and a black marker at a local Office Depot. While slowly reading Brian Eno’s A Year with Swollen Appendices, he began filling the notebook’s pages with humble sketches in response. From this point on, his work would become a diaristic commentary on his literary interests and everyday activities—a visual synthesis that reflected his previous training in biology and his childhood obsession with the illustrated Larousse encyclopedic dictionary.
In 1997, Colombian writer Héctor Abad Faciolince suggested to Suárez that they should work in tandem for a year, with Suárez producing a drawing a day illustrating his life in the form of a visual diary and Abad Faciolince responding in writing. Although this project never materialized, it initiated Suárez’s most recognized body of work; since then he has been routinely producing yearly notebooks filled with eclectic drawings of objects, landscapes, portraits, textile patterns, reproductions of Old Master paintings, and color studies. Known as The Yearbooks, these notebooks function as a visual autobiography revealing his intimate thoughts and literary, artistic, and musical interests.
Catalina Acosta-Carrizosa, Research Assistant, Department of Drawings and Prints, 2016
Alejado de la vida pública y de las dinámicas del mercado del arte, el artista colombiano José Antonio Suárez Londoño ha trabajado con la mayor concentración durante las últimas cuatro décadas para desarrollar un amplio repertorio de dibujos, grabados y estampas de formato pequeño. A pesar de su aislamiento, su meticulosa y delicada práctica del dibujo figurativo ha anticipado la obra de toda una generación de artistas colombianos, como Johanna Calle, Mateo López y Nicolás Paris.
Suárez nació en 1955, en Medellín. En 1977 se graduó en biología en la Universidad de Antioquia. En esa época comenzó a desarrollar una práctica artística rigurosa y meditativa, que se centraba sobre todo en el grabado, ilustrando temas diversos como retratos y motivos botánicos que se combinaban con textos caligrafiados. Poco después se matriculó en la École Supérieure d'Art Visuel en Ginebra (Suiza), y en 1984 se licenció en Bellas Artes. Aunque contaba con un corpus de sólidas obras, a mediados de la década de 1990 encontró el procedimiento que hoy lo caracteriza durante una estadía en Daytona (Florida), cuando compró un pequeño cuaderno y un rotulador negro en un Office Depot local. A medida que leía lentamente A Year with Swollen Appendices de Brian Eno, empezó a llenar las páginas del cuaderno con humildes dibujos a modo de respuesta. A partir de entonces, su obra se convirtió en el registro de sus intereses literarios y de sus actividades cotidianas a modo de diario, una síntesis visual que refleja su formación previa en biología y su obsesión infantil con el diccionario enciclopédico Larousse ilustrado.
En 1997, el escritor colombiano Héctor Abad Faciolince le propuso a Suárez trabajar juntos durante un año: Suárez debía realizar cada día un dibujo que ilustrara su vida a modo de diario visual, y Abad Faciolince debía responder por escrito. Aunque este proyecto jamás llegó a materializarse, dio inicio a la obra más reconocida de Suárez: desde entonces, ha producido sistemáticamente cuadernos anuales repletos de eclécticos dibujos de objetos, paisajes, retratos, patrones textiles, reproducciones de pinturas de maestros de la antigüedad y estudios del color. Conocidos como Los Anuarios, estos cuadernos operan como una autobiografía visual que revela sus reflexiones más íntimas y sus intereses literarios, artísticos y musicales.
Catalina Acosta-Carrizosa, asistente de investigación del Departamento de Dibujos y Grabados, 2016.
Traducción al español por Carmen M. Cáceres.