Este relieve expande el plano de la imagen más allá de los límites del lienzo y el bastidor. Fundador de su propio micro-movimiento experimental en Buenos Aires en la década de 1940, Lozza dedicó su carrera a la exploración de un tipo de arte que no fuera ilusionista ni metafórico. Decidió colgar obras como esta en una pared larga pintada de un solo color; libre del borde de un lienzo o marco, Relieve No. 30 fue concebido para existir en un espacio tridimensional real, no en uno simulado.
Laura Hoptman, Curadora, Departamento de Pintura y Escultura